Subbética Natural,turismo de naturaleza en la Subbética cordobesa(Córdoba).Parque Natural Sierras Subbéticas.

Comunidades de plantas del Parque Natural de las Sierras Subbéticas cordobesas

     Características generales de las comunidades de plantas del Parque Natural de las Sierras Subbéticas Cordobesas.

     Carmen Mari Serrano, Enrique C.M. Triano, José Miguel Nieto y Juan Ramón Cordón.

  El quejigar.
     En aquellos enclaves donde las condiciones climáticas de precipitación y humedad son mayores, se puede desarrollar un bosque caducifolio maduro. Estas zonas, aunque en estos momentos escasas, debieron ocupar antaño una extensión notable. Se trata de la formación más madura del parque y la que contiene un suelo más rico.


Quejigo (Quercus faginea)

     Su estructura normal consta de un estrato arbóreo denso de quejigos (Quercus faginea) que pueden alcanzar dimensiones impresionantes. Se trata de un tipo de encina que en invierno pierde sus hojas. Junto a éste, es frecuente encontrar también encinas de semejante porte. Dos elementos caducifolios más, vienen a caracterizar al quejigar. La cornicabra (Pistacia terebinthus), que encuentra en este hábitat su óptimo de crecimiento. Sobre todo merece destacar la presencia del bello Arce de Montpellier (Acer monspessulanus). En la época otoñal el quejigar y algunos otros bosques mixtos con elementos caducifolios ofrecen con sus multivariados colores pasteles uno de los espectáculos más maravillosos del Parque.
     Recientemente han sido observados algunos interesantes ejemplares de cerecino (Prunus mahaleb) y aligustre (Ligustrum vulgare), este último constituye una nueva cita para la vegetación de Andalucía Occidental.
     La vegetación herbácea es abundante destacando especies que alcanzan aquí densas poblaciones por las características de humedad: helechos tan abundantes como la doradilla (Asplenium ceterach) y Asplenium trichomanes, el ombligo de Venus (Umbilicus rupestris) o las irritantes ortigas del género Urtica.
     Las lianas son frecuentes destacando asimismo especies que prefieren hábitat húmedos, como: la nueza negra (Tamus communis) y la madreselva (Lonicera etrusca), típico elemento mediterrráneo.
     Existe un "bosquete" algo ajeno al quejigar, pero con la semejanza de que también necesitan de buenas condiciones de humedad, y que podemos encontrar en ciertas zonas algo pedregosas de mediana montaña. Se trata de una formación en el que los árboles predominantes son el almez (Celtis australis) y el algarrobo (Ceratonia siliqua).  Ambas especies poseen una amplia distribución en el parque, pero en contadas ocasiones forman apreciables poblaciones o adquieren destacables portes.
   El encinar.
     La encina es el árbol cuyo dominio potencial en la Península Ibérica es más extenso. Asimismo, es la formación que ocupa mayor territorio dentro del Parque. Se trata del biotopo más característico del ambiente mediterráneo, pero debido a la progresiva degradación del bosque originario, los bosques maduros se ven reducidos a pequeñas islas.
     La destrucción del bosque mediterráneo local, sobre todo a finales del siglo XIX y principios del XX ha provocado que la mayoría de los encinares sean muy jóvenes, y practicamente la formación vegetal arbórea dominante sea el sotobosque de encina.
     Este amplio dominio territorial se debe a su amplitud ecológica; se muestra resistente al frío o al calor, y también a la sequía, al mismo tiempo que puede aceptar precipitaciones elevadas. La encina es una especie adaptada a climas secos y térmicamente contrastados, al interior y a las tierras meridionales.
     Donde la mano del hombre no ha llegado y las condiciones ambientales lo han permitido, el encinar ha conseguido su clímax, o sea su posición más estable. Y es aquí donde, paralelamente, se desarrollan unas comunidades animales más interesantes, características y estables.
     El encinar es una unidad vegetal donde la mayoría de los organismos vegetales pertenecen a una sola especie. La encina (Quercus rotundifolia) es el elemento más abundante de este biotopo. Florece en primavera y madura la bellota a finales de verano y otoño. Su fruto, raíz y corteza son usados como medio curativo natural.
     Junto a la encina es frecuente encontrar, aunque con densidad mucho más baja, el agracejo (Phillyrea latifolia). Otros arbustos típicos del encinar son el majuelo (Crataegus monogyna), diversas especies de rosales de los que Rosa pouzinii y Rosa canina suelen ser las más frecuentes.
     La vegetación herbácea, aunque abundante por el carácter umbrío del suelo y su riqueza, no consta de elementos esencialmente típicos. Sin embargo merecen especial atención las altas frecuencias con las que podemos encontrar al eleboro (Helleborus foetidus), planta tóxica, distribuida en Andalucía Occidental sólo en Grazalema y la Subbética y; la presencia  de un raro endemismo ibero-africano, el candil, Aristolochia baetica. El tarraguillo (Dictammus albus) que dentro de Andalucía Occidental sólo ha sido citada en estas sierras.
     Otras herbáceas como los geranios, Geranium lucidum y Erodium cicutarium, son características del encinar, alcanzando en ocasiones extensas poblaciones. En los espacios abiertos del encinar resulta muy abundante el común gamón (Asphodelus albus).
     Por su abundancia la rubia peregrina (Rubia pregrina), "pegajosa" planta, debe ser destacada. Una característica muy curiosa de esta planta es que tiñe de rojo los huesos de los animales que se alimentan de ella.
     Una de las características de este biotopo es la relativa abundancia de las lianas. Como elementos más típicos
podemos citar la zarzaparrilla (Smilax aspera), que florece a mediados de verano. También la madreselva, Lonicera implexa, típico y bello elemento mediterráneo, puede ser localizado usualmente.
Lonicera implexa

     En zonas más sombrías es frecuente encontrar otra conocida liana, la hiedra (Hedera helix); que también puede ser localizada en otros hábitats como los quejigares e, incluso, colonizar las paredes de los tajos.
   El sotobosque.
     Se trata de una formación degradada del encinar maduro antes mencionado. En general se caracteriza, de nuevo, por la casi absoluta dominancia de la encina y, estructuralmente es una formación mucho más baja y más densa, de forma que se trata de un hábitat más impenetrable. En el sotobosque característico dominado por la encina podemos destacar una serie de arbustos que la acompañan comúnmente. El espino majuelo (Crataegus monogyna), cuyas flores son eficaces como sedantes y para equilibrar la presión sanguínea. Este arbusto es muy conocido puesto que sus frutos, rojos, (conocidos como "majoletas") son usualmente consumidos. También es frecuente encontrar al rosal, Rosa pouzinii, que parece preferir terrenos más secos que citada Rosa canina.  El endrino (Prunus spinosa), de cuya destilación de sus frutos se consigue el rico pacharán, es otro elemento abundante.
     En suelos menos calcáreos la dominancia de la encina tiende a desaparecer y el sotobosque se hace más rico en especies arbustivas, encontrando especies típicas mediterráneas como el espantalobos (Colutea atlantica) cuyas hojas sirven de purgante, el hediondo (Anagyris foetida) también tóxica y cuyo nombre vulgar y científico alude a sus características olfativas. El durillo (Viburnum tinus) gusta de las zonas más sombrías. Por último citar también al madroño (Arbutus unedo) que aunque no posee en las Subbéticas densidades apreciables, sí posee unos ricos y jugosos frutos comestibles.
     Este último tipo de sotobosque es, quizás, la formación arbóreo-arbustiva más rica y diversa de cuantas se puedan observar en el Parque.
     Como plantas herbáceas más abundantes podemos destacar a dos especies que prefieren zonas sombrías, una rosácea diminuta, Sanguisorba minor, y el curioso rusco (Ruscus aculeatus) cuyas flores se sitúan en el centro de una falsa hoja.
     En este biotopo las lianas son también bastantes comunes , podemos citar como típicas, de esta formación (en contraposición, un poco, a las del encinar maduro y el quejigar la abundante clemátide (Clematis flammula) y la  nueza blanca (Bryonia dioica).
  La garriga.
     La garriga o maquia es un biotopo muy característico del ambiente mediterráneo. Ocupa una extensión considerable en el Parque.
     Conviene hacer una distinción entre un matorral noble, integrado por ecosistemas más maduros y evolucionados, y un matorral serial, más degradado o regresivo en la sucesión ecológica, integrado por especies más oportunistas y colonizadoras de espacios vacíos. En el matorral serial no suele darse una gran cobertura de la vegetación. El matorral noble es más denso, poco elevado e impenetrable.
     Se trata de un hábitat muy variado donde podemos encontrar grandes diferencias en cuanto a las especies que lo caracterizan o dominan. Son frecuentes las formaciones donde la dominancia es llevada por la coscoja (Quercus coccifera), éste es un árbol que permanece verde todo el año. Crece casi siempre en forma de mata, es menos capaz de volver a hacerse árbol. En otros, los componentes principales son la aulaga (Ulex parviflorus), abundante endemismo ibérico, cuya floración desarrollada de Diciembre a Mayo da un tinte de belleza al monte.  El lentisco (Pistacia lentiscus)  florece en abril y mayo u fructifica en otoño. Se cría en los collados y laderas de la mayor parte de la península. Finalmente, se desarrollan romerales (Rosmarinus officinalis), planta aromática que siente preferencia por terrenos calcáreos que es utilizada para "rebajar la sangre" y mantener la piel fresca. El determinante de que una formación posea una especie arbustiva como dominante, va a ser fundamentalmente la calidad y el tipo de suelo, sus características de pedregosidad y la exposición.
     Estas garrigas a menudo se encuentran en formación mixta; donde también podemos señalar como especies abundantes la conocida gayumba (Spartium junceum), elemento mediterráneo que es utilizado para adornar las calles de los pueblos el día del Corpus. El abundante espino negro, Rhamnus lycioides y el antecesor del olivo, el acebuche (Olea europaea) cuyo fruto es más pequeño del olivo.
     En las zonas abiertas de la garriga se desarrolla una densa capa de pequeñas matas de las que podemos destacar por su abundancia, dos endemismos iberoÁfricanos, el matagallos (Phlomis purpurea) utilizado para combatir los cálculos urinarios y el marrubio, Ballota hirsuta. También merecen destacarse  dos jaras la jara blanca (Cistus albidus) uno de los elementos mediterráneos más característicos, y con menos frecuencia la estepa negra (Cistus monspelliensis), que suele crecer en lugares más secos y pedregosos. Todas estas plantas forman a menudo extensas poblaciones.
     Otras pequeñas matas características de la garriga, son la abundante retama loca (Osyris alba), el torvisco (Daphne gnidium) y preferiendo terrenos más pedregosos y húmedos el jazmín de monte (Jasminus fruticans). Las esparrageras (fundametalmente Asparagus acutifolius y A. albus) alcanzan densidades elevadas preferentemente en las zonas pedregosas y abiertas de la garriga. También debemos citar la presencia de la acedera redonda (Rumex scotatus) endemismo iberoÁfricano de sabrosas hojas comestibles.
     Dentro de las herbáceas merecen mencionarse por su belleza la salvia romana (Salvia sclarea) y la pequeña correhula Convolvulus meonanthus, característico por su flor de forma acampanada y sus tres vivos colores (azul, blanco, crema) uniformemente distribuidos en la corola. Entre las herbáceas más abundantes podemos destacar la uña de gato (Sedum sediforme), la abundantísima y pegajosa (Ononis natrix), la conocida escobonera (Mantisalca salmantina) cuyo nombre vulgar procede de la utilización de sus tallos y capítulos florales para la fabricación de escobones. Dos plantas anuales que forman extensos mantos blancos con sus flores son muy características: el lino blanco (Linum suffruticosum) e Iberis nazarita, esta última planta sólo se encuentra en Andalucía.
     Las plantas de bulbo alcanzan aquí una densidad apreciable. Por su rareza debemos destacar a Merendera androcymbioides (sólo encontrada en unas cuantas localidades de las cordilleras béticas). A su vez destacar la abundancia y belleza del lirio capadócido (Iris planifolia), el lirio enano (Gynandriris sisyrinchium) y un elegante pariente del azafrán, Crocus serotinus.
     Por último destacar la gran variedad de las apasionantes orquídeas, fundamentalmente de los géneros Orchis, Himantoglosum, Anacamptis, Serapias y Ophrys. Aunque las orquídeas sienten predilección por los trópicos, ocupan prácticamente todo el globo, encontrándose hasta el momento en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas 27 especies. Las orquídeas del género Ophrys se caracterizan porque la envoltura floral posee la misma forma que los insectos hembra que las polinizan. El objetivo de conseguir esta forma es atraer al macho del insecto. Para ello, además han conseguido tener el mismo tacto del cuerpo del insecto, e incluso, desprender los mismos olores que la hembra en periodo receptivo.
     En garrigas más pedregosas y a alturas superiores podemos destacar varias especies muy interesantes de distribución restringida. Hábitat de varias retamas del género Cytisus: dos endemismos prácticamente del sur de España (C. fontanesii y C. reverchonii) y otra que también puede encontrarse en el Noroeste de África (C. baeticus).En las zonas rocosas invadidas por garriga podemos destacar una interesante leguminosa que dentro de Andalucía Occidental sólo ha sido citada en esta zona, Astragalus alopecurioides; y el enebro Juniperus oxycedrus, que en esta comarca se ve obligado a formar  parte de la garriga a alturas superiores a 700 metros. Por último citar un bello y raro endemismo, el Ononis speciosa.
  El tomillar.
     Representa una etapa más avanzada del proceso degradativo. Estructuralmente se trata de una zona abierta desprovista de arbustos, donde abundan pequeñas matas leñosas que raramente forman densas poblaciones uniespecíficas.
     El tomillar generalmente se presenta bajo la composición de una serie de pequeñas matas entre las que destacamos los propios tomillos del género Thymus: la mejorana (Thymus mastichina) de refrescante aroma y buen tónico estomacal, y el tomillo aceitunero (T. zigis) cuyo nombre vernáculo se refiere a su utilización para el aliño de las aceitunas de mesa. Ambos son típicos representantes del mediterráneo español.


Thymus mastichina en una ladera de la Tiñosa

     Otro grupo bastante característico de esta formación son las compuestas, de entre las que podemos destacar a la planta de regaliz (Helycrisum stoechas), la manzanilla yesquera (Phagnalon saxatile), la atractiva Stahelina dubia y un típico endemismo del sur de España, la botonera (Santolina canescens) empleada para combatir la sarna.
     El número de matas dominantes es bastante variado en este hábitat. Sobre estas plantas y también sobre la jara blanca, es común encontrar a una planta parásita, el epitimo  (Cuscuta epithymum) que forma una maraña de tallos de color rojizo entre sus huespedes.
     En una etapa de degradación menor podemos encontrar como especies características las retamas como: Genista cinerea, de flores densamente agrupadas y de vivo color amarillo, lo que le confiere un aspecto sumamente atractivo en la época de floración. Otro arbusto muy abundante es la retama blanca (Retama sphaerocarpa). Esta última junto a Genista umbellata, menos frecuente, poseen una distribución restringida a España y el Noroeste de África.
     Por otro lado dos tipos de jarillas, Helianthemum hirtum y el tomillo morisco (Fumana thymifolia) son elementos definitorios.
     Dentro de esta formación, al ser la más degradada, es usual encontrar especies que también tienen querencias nitrófilas (es decir, a terrenos cultivados por el hombre) que cada vez son más abundantes.  Podemos destacar por su frecuencia a la ruda cabruna (Psoralea bituminosa) de fuerte olor a betún como su epíteto específico indica. Una planta de fuerte olor acre que provoca o facilita la menstruación, la ruda montesina (Ruta montana). También es fácil localizar al extendido cardo rodador (Eryngium campestre) y el familiar hinojo (Foeniculum vulgare), ambos utiilizados como aperitivo. La lengua de perro (Cynoglossum creticum), de la que debemos resaltar que, al parecer, posee un componente químico semejante al curare, por lo que puede tener poderosos efectos paralizantes sobre los nervios motores.
     Como pequeñas plantas típicas del tomillar, no nitrófilas,  podemos destacar, entre otras, las siguientes, que son frecuentes y además poseen una marcada distribución peninsular: la candilera (Phlomis lichnitis) común en terrenos de suelo pobre, o también elementos como Cleonia lusitanica,  Ajuga iva o el Teucrium pseudochamaepitys, también llamado pata de gallo por la disposición de sus hojas.
     Por último, señalar la abundancia relativa de las bulbáceas, pudiendo destacar especies como los aros (Biarum spp.). También podemos destacar el común gamón (Asphodelus albus) del que se dice ser bueno para las almorranas y los callos, la frecuente y hermosa escila (Urginea maritima) potente tónico cardiaco y los típicos Muscari.
Vegetacion culmínicola.
     Junto a la vegetación rupícola, la culmínicola es la formación vegetal que alcanza una mayor importancia desde el punto de vista botánico. En efecto, por un lado encontramos unas especies que deben ser conservadas debido a sus especiales características de adaptación a este medio, y por otro, suelen tener distribuciones restringidas y poblaciones escasas.
     El medio culminícola se caracteriza por ser muy abrupto y pedregoso, pudiendo encontrar elementos florísticos típicos a partir de 900 metros de altura.
     En realidad, la formación del piornal, a pesar de que no existen árboles ni arbustos apreciables, probablemente, es el estadío más maduro y equilibrado de este medio. La dureza del ambiente simplemente no permite el desarrollo de especies de gran porte. Esta formación se compone de matas bajas, espinosas, redondeadas, de ramificación intrincada y frecuentemente en forma de cojín. Es una vegetación preparada para resistir las extremas condiciones predominantes y que tiene que soportar un periodo vegetativo corto, veranos secos y áridos, vientos fuertes y, a veces, una densa cubierta de nieve. Las plantas de este ecosistema sobreviven gracias a adaptaciones como la reducción del área foliar, así como a un incremento de las partes leñosas, que generalmente se acompaña de la formación de espinas. Es característica la brevedad y la intensidad del periodo de floración.
      Los arbustos más comunes que componen esta intrincada comunidad vegetal son tres de distribución prácticamente Iberoafricana: el piorno azul (Erinacea anthyllis), con flores de color violeta-azulado vivo cerca del final de las ramas; Bupleurum spinosum, característico por el color amarillo verdoso de sus espinosos y duros tallos florales y radios umbelares; también es común el atractivo rascaculos (Ptilotrichum spinosum), muy curiosa porque cada año va endureciendo y transformando sus tallos en espinas y; por último, el piorno fino (Echinospartum boissieri), uno de los más destacados endemismos del Sureste español, de densas y brillantes flores amarillas.
     En algunas zonas este piornal se ve mezclado con otros elementos mediterráneos típicos de la garriga como, fundamentalmente, la aulaga (Ulex parviflorus) y el romero (Rosmarinus officinalis), que ocupan una gran extensión dentro de estos hábitat de montaña.
     Aunque de forma residual, puede ser encontrado un pequeño bosquecito de sabina negral (Juniperus phoenicea) en las zonas pedregosas altas; árbol que raramente supera los dos metros de altura, poseyendo en general porte achaparrado.
     Los pocos arbustos de esta zona debido a la dureza del medio, son achaparrados. De esta forma podemos encontrar un interesante rosal enano, Rosa sicula, que en rara ocasión alcanza medio metro de altura y, usualmente, se pueden observar arbustillos de menos de 10 cms. Otros se pegan literalmente a la roca como el espino, Rhamnus myrtifolius, también frecuente a menores altitudes. Un pariente cercano, Rhamnus saxatilis, es un interesante endemismo del Centro y Sur de España, relegado, como su nombre indica, a  altas montañas. También se ha identificado un cerezo enano, Prunus prostrata, cuyo fruto es una drupa roja y globosa del tamaño de un guisante.
     Todos estos "bonsais" naturales tienen un área muy restringida de distribución y nuncan alcanzan densidades apreciables, siendo especies muy vulnerables.
     También en este ecosistema podemos encontrar una formación de "tomillar de alta montaña" que se entremezcla con el piornal y la "garriga" antes mencionada. Junto a elementos típicos del tomillar de baja y mediana montaña, podemos señalar como elementos característicos y abundantes a Helicrysum italicum, también llamada planta del regaliz debido al olor que desprenden sus hojas y que sustituye a su congénere Helicrysum stoechas;la ajedrea fina (Satureja obovata), de finas flores de color violeta, utilizada localmente para adobar aceitunas; el tomillo,  Thymus granatensis, que puede ser utilizado para combatir la tos convulsiva; y la zamarrilla (Teucrium luteum) que resalta por su color blanquecino-grisáceo, sustituyendo a Teucrium polium y Teucrium lusitanicum a elevadas alturas. Estas tres últimas plantas son interesantes endemismos que prácticamente sólo se encuentran en el sur de España.
     La vegetación herbácea es muy rica, encontrando gran cantidad de especies de indudable interés botánico, ya que todas ellas son interessantes endemismos peninsulares o del Sur de España. Las plantas más abundantes son Mucizonia hispida, que también es frecuente encontrarla en muros nitrificados de construcciones humanas; la vulneraria (Anthyllis vulneraria) muy conocida por su capacidad para sanar heridas; la viborera, Echium creticum; el gordolobo, Verbascum giganteum, ampliamente utilizado para la captura de peces, al ser un potente tóxico; Centranthus macrosiphon; Cerastium gibraltaricum, planta perenne de aspecto plateado y atractivas flores de pétalos blancos; el cardo yesquero (Ptilostemum hispanicus), bello cardo de largas espinas amarillas.
     Un género que alcanza elevadas densidades relativas en este biotopo es Arenaria. La especie más abundante parece ser Arenaria armerina, que tiene en las Subbéticas su única localización en Andalucía Occidental. También merecen atención dos interesantes endemismos del sur de España: Arenaria tenuis y Arenaria arundana.
     En las zonas culminícolas, aunque también suelen instalarse en otros hábitats, pueden ser frecuentemente observardos los atractivos claveles silvestres, de los que Dianthus broteri y Dianthus gaditanus destacan por su frecuencia y por poseer una  distribución muy  restringida, prácticamente sólo localizadas en Andalucía. 
     La familia de las Crucíferas están bien representadas por los abundantes Alysum montanum y Biscutella frutescens, característica por sus hojas basales abundantes, anchas, onduladas y de suave aspecto blanco-sedoso. Asimismo, destacar una especie de jaramago, Erysimum popovii,  que sólo ha sido herborizado además de las Sierras Subbéticas, en Jaén y Norte de Granada.
     Las gramíneas no nitrófilas alcanzan en este biotopo pedregoso y en las pequeñas praderas de alta montaña su biotopo más indicado. A pesar de ser una familia muy compleja y poco estudiada, pasa por ser uno de los más interesantes grupos botánicos. Así han sido herborizados, hasta el momento, en este hábitat 21 especies cuya distribución mundial se restringe a la Península Ibérica y Norte de África. Como especies más remarcables podemos mencionar a Festuca cordubensis, Koeleria dasyphylla, Melica bocquetii y Avenula gervaissii, notables endemismos del Sur de España.
     Dentro de las bulbáceas merecen destacarse por su abundancia y belleza, el junquillo (Aphyllantes monspelliensis), también frecuentemente observado en matorrales degradados y tomillares a baja altura, y el narciso, Narcissus assoanus, de intenso y agradable olor. Como plantas extraordinarias merecen nombrarse a Allium molly. Mención especial merece otro ajo, Allium chrysomenum, que, como Allium reconditum, fue considerado un endemismo local de las Subbéticas -es decir que su distribución mundial se restringiría a estas sierras-. Actualmente, está localizado en unos pocos puntos del Sector Subbético.
     No debemos terminar la breve descripción de este interesantísimo biotopo sin la cita obligada de plantas como la peonía, Paeonia coriacea, de flores rosadas, a diferencia de las carmesí o púrpura de su pariente próximo Paeonia broteri; el lirio, Iris serotina; Erodium cheilantifolium, de aspecto grisáceo-tomentoso y de bellas flores blanco-rosadas; Convolvulus boissieri, correhuela asociada a los crestones rocosos de nuestras sierras, de aspecto muy denso e igualmente, color plateado; Teucrium webbianum, el tabaco gordo (Atropa baetica) solanácea de baya carnosa y negra o Berberis hispanica.
     Todas estas últimas plantas mencionadas se caracterizan, además de su belleza, por presentar densidades muy bajas, estando circunscritas a unas pocas montañas del Norte de África y/o Sur de España.
     Los organismos vegetales que componen las comunidades culminícolas son extremadamente vulnerables  ante cualquier mínima alteración del medio. Su baja densidad, su exigua distribución, junto a su especificidad a ocupar estas zonas duras, las hacen poco adaptables a los cambios de su ambiente. Proporcionan una riqueza genética especial en la que todos debemos contribuir con su conservación. Para ello, sería necesario profundizar sobre sus características biológicas y ecológicas (dado el profundo desconocimiento que poseemos sobre ellas), para de esta forma poder realizar unas eficaces y "naturales" medidas de protección, que permitan la conservación de tan impresionantes, espléndidas y curiosas plantas.
  Vegetacion rupícola.
     Los roquedos verticales, fundamentalmente los de tipo seco, están ampliamente representados en estos macizos. Aunque de lejos parezcan desnudos, están colonizados por comunidades vegetales de porte pequeño con gran diversidad y gran valor biológico. Por la gran dureza del terreno pocas plantas han logrado establecerse en este difícil medio, por lo que muchos de los elementos que encontramos son raros y/o endémicos.
     Podemos distinguir tres clases de paredones:
     A) Paredones verticales secos. Las especies adaptadas a subsistir en estos medios son plantas con una gran raíz leñósa, de ésta salen tallos de porte almohadillado. Estos nacen todos los años ayudando a la formación de suelos colgantes gracias a la aportación de su propia materia orgánica.
     B) Paredones verticales húmedos. Están situados en lugares donde apenas llega el sol. Aquí aparecen plantas especializadas capaces de aportarse nitrógeno a si mismas, y de forma secundaria a toda la comunidad.
     C) Paredones verticales nitrificados. Se trata de un hábitat semejante al anterior pero al estar nitrificado, es ocupado por otras especies distintas, que podemos encontrar en viejos muros de piedras, como es Cymbalaria muralis, de hojas parecidas a la hiedra, aunque menores, y flores lilas con un característico espolón; el abundante ombligo de Venus (Umbilicus rupestris) o Chaenorrhinum villosum.
     Una intensa y abrupta orografía de estas sierras ha permitido el desarrollo de unos valores botánicos únicos. Casi todas las plantas que habitan en las fisuras de los cortados tienen que soportar unas condiciones físicas precarias y un suelo muy escaso y relegado a las pocas grietas que pueden ser encontradas en las rocas. En general, las plantas que subsisten en estos inhóspitos ambientes son pequeñas herbáceas, de raíces robustas para poder profundizar en las grietas (por ello contienen sustancias químicas que "rompem" el carbonato cálcico de la roca, y por esta misma característica es por lo que son considerados muy eficaces para la disolución de cálculos renales).
      Además suelen ser perennes. El buscar un sitio donde vivir en un ambiente en el que las ofertas son escasas, hace que la competencia sea muy fuerte por conseguir una grieta. La única forma evidente de tener de "por vida" un lugar donde enraizar es siendo perenne; el vivir con un ciclo corto, disminuiría la posibilidad de encontrar cobijo.
     Debemos señalar que muchas de las especies que habitan suelos culminícolas también son frecuentes encontrarlas en los paredones de los tajos y viceversa. No obstante, hemos procurado encuadrar cada especie dentro del biotopo donde es más característico. También debe ser apuntado el hecho de que muchas de estas plantas en ambientes más norteños o más cercanos al "núcleo de origen" (Sierra 
Nevada) pueden ocupar otros hábitats distintos no tan duros. Este mismo fenómeno puede ser comúnmente constatado para las especies tratatas en el biotopo culminícola.
     Bastantes árboles y arbustos logran vivir en este hábitat, desde la encina hasta la cornicabra, sin embargo, como elemento bien representativo debemos citar al mostajo (Sorbus aria), árbol muy atractivo tanto por sus hojas, como flores y frutos, los cuales tienen propiedades astringentes y antiescorbúticas por su riqueza en vitamina C. También debemos resaltar a Amelanchier ovalis o carrasquilla, que posee en las Subbéticas su única localización dentro del marco de Andalucía Occidental. El guillomo es un arbusto de floración muy llamativa por sus abundantes flores blancas.
     Las plantas herbáceas rupícolas no alcanzan nunca densidades elevadas, aunque si constituyen una comunidad bastante rica y diversa, donde casi todos los elementos son especies relegadas a contadas montañas del relieve español y, fundamentalmente, ibérico-norteÁfricano y/o andaluz.
     Sin lugar a dudas una bella especie perteneciente a la familia de las Compuestas, denominada Hypochaeris rutea, es una de las joyas más valiosas del Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Su distribución a nivel mundial se ciñe a tres montañas del Parque y a la Sierra de Albayate, es por tanto un endemismo local, cuyo descubrimiento fue publicado recientemente, en el año 1980. Su población se puede considerar relativamente abundante, viviendo también en terrenos pedregosos a gran altura. Los pétalos de vivo color amarillo brillante, ofrecen una coloreada pincelada a los cortados del Parque.
     Por su abundancia, además de constituir bellos y destacados endemismos, merecen destacarse al tártago mayor, (Euphorbia characias); la cuchilleja (Bupleurum gibraltaricum), arbusto que puede llegar a alcanzar los dos metros de altura, siendo planta muy resinosa y de olor fuerte y penetrante; Teucrium rotundifolia, característico por sus gruesas hojas y bellas flores que pueden pasar de un contrastado blanco a un rojizo vivo, siendo una potente y eficaz planta para la destrucción de los cálculos renales, por ello se le denomina vulgarmente rompepiedras. También debemos nombrar a la común Linaria anticaria, que, con sus flores de elegante color blanco cremoso surcadas de finas rayitas violetas o añiles, se constituye como una de las plantas mas bellas de este biotopo; Silene andryalifolia,...
     Otras herbáceas carácterísticas de los extraplomos son: Draba hispanica, pequeña plantita de pétalos amarillos; Centaurea clementei, cardo de enormes hojas suspendidas en los tajos, de inconfundible aspecto: muy hendidas y densamente lanosas; Fumaria macrosepala, pequeña hierbecita de atractivas flores en las que el blanco puro contrasta con el rojo de sus extremos; Globularia spinosa,de las que sus espinas situadas en el extrremo de sus hojas espatuladas, son la característica esencial;  Chaenorrinum macropodum, pequeña planta que también suele ser frecuentemente encontrada en zonas pedregosas y; el té de roca (Chiliadenus glutinosus), compuesta de agradable e intenso olor y muy utilizado como estomacal, si es preparada en infusión.
     Otras plantas no tan abundantes, pero especialmente interesantes por su localizadísima distribución, son entre otras muchas los siguientes: Saxifraga camposii, de característica forma aglobada, que al conservar sus hojas secas de intenso color marrón oscuro junto al verde vivo de las nuevas, le confiere una alta calidad cromática; Saxifraga reuteriana; Saxifraga haenseleri; la cincoenrama de roca (Potentilla caulescens) con sus cinco característicos pétalos en disposición radial; la madreselva, Lonicera splendida, su descubridor -el célebre botánico Edmund Boissier- quedó impresionado por su belleza, por  lo  que la llamó esplendida
     Finalmente, citar los zapatitos de la virgen (Sarcocapnos eneaphylla), las poblaciones de las Subbéticas de esta planta, de florecitas blancas con toques de color rojo o rosado, parecen ser las más occidentales; Armeria villosa y Armeria maritima son otros elementos característicos.
     Muchas de estas plantas sólo se encuentran en las Subbéticas dentro del ámbito de Andalucía Occidental, todas ellas tienen bastantes riesgos de desaparación ante la mínima alteración de sus singulares ecosistemas. La conservación de esta riqueza genética y ecológica es una empresa que debemos afrontar con entereza, si en nuestro objetivo está el que nuestras futuras generaciones puedan gozar de este impresionante recurso.
     Vegetación ripícola.
     La vegetación de ribera viene conformada en primera estancia, por el tipo de especies dominantes. Dichas especies dominantes sufren una sucesión desde el nacimiento del río hasta su muerte, y una sucesión según la distancia a la que se encuentren del cauce, dependiendo de las necesidades de humedad y suelo de las distintas especies. En ocasiones las especies dominantes se hayan entremezcladas, si bien pueden diferenciarse zonas donde el dominio de alguna especie siempre es patente. En líneas generales podemos distinguir la fresneda, con su representante el fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia), la olmeda dominada por el olmo (Ulmus minor), la chopera con el álamo negro (Populus nigra) y el álamo blanco (Populus alba) como especies destacadas.
     Algunos arbustos forman también formaciones definidas como la sauceda compuesta fundamentalmente por la mimbrera (Salix fragilis) y los sauces (Salix atrocinerea y Salix purpurea), y, por último, el tarajar con los típicos tarajes (Tamarix Áfricana, fundamentalmente).
     A menudo, sobre todo cuando la vegetación arbórea ha sido eliminada, podemos encontrar grandes manchas de zarzas, comúnmente de Rubus ulmifolius; si bien en algunos arroyos hemos podido herborizar Rubus caesius, que dentro del ámbito de Andalucía Occidental, es sólo encontrada en la Subbética.
     También son frecuentes los cañaverales, formaciones densas constituías por una planta oriunda probablemente de Asia, la caña Arundo donax.
     En algunos puntos forman también densas poblaciones la adelfa, Nerium oleander, característico elemento mediterráneo, y la Thypha dominguensis.
     Las riberas de los ríos cumplen una misión muy importante al servir de último refugio a especies típicas del bosque mediterráneo, como la encina, el quejigo, el espino majuelo,... Adicionalmente otras especies pertenecientes a bosques mediterráneos más húmedos, sólo han sido encontrados en bosques de galería. Claro ejemplo de este caso es la rosa mosqueta (Rosa sempervirens) y un escasísimo arbusto cuya cita constituye el primer registro para Andalucía Occidental, el cornejo (Cornus sanguinea).
     Las lianas son muy abundantes en el bosque de ribera siendo la madreselva, Lonicera periclymenum, la especie más típica.
     Dentro de las herbáceas más comunes de los márgenes de los arroyos y, en general, de zonas húmedas podemos destacar a la cola de caballo (Equisetum temalteia), el agradable mentastro (Mentha suaveolens), Potentilla reptans, la vinca pervinca (Vinca difformis), un endemismo del SW de la Península Ibérica Scrophularia lyrata, el conocido junco, Scirpus holoschoenus,...
     Por su extraordinaria belleza debemos destacar a Epilobium hirsutum, Dipsacus fullonum y los lírios Iris foetidissima e Iris pseudacorus. A veces, podemos encontrarnos con una planta caracterizada por la profunda fragancia a limón que desprende, Melissa officinalis.
     Finalmente especial mención debemos prestar a una verdadera joya del Parque. Se trata de un narciso enorme, de atractivo color amarillo, y no menor atractivo olor, que en algunos puntos húmedos de la comarca alcanza importantes poblaciones. Se trata de Narcissus bugei, interesante narciso cuya distribución mundial se restringe a unos cuantos humedales de mediana montaña de Andalucía Oriental.
    
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