Formaciones vegetales de las Sierras Subbéticas cordobesas
Etiquetas: Flora
Resultados preliminares del mapa de vegetación del Parque Natural de las Sierras Subbéticas Cordobesas: Contribución de las distintas formaciones vegetales fisionómicas consideradas.
Juan Ramón Cordón, Enrique C.M. Triano y Carmen Mari Serrano.
Introducción.
La presente información ha sido obtenida del reciente (año 1990) mapa de vegetación del Parque Natural de las Sierras Subbéticas Cordobesas (Módulo de Guardería Ambiental, Escuela Taller Subbética, 1990b). Los resultados que se ofrecen son preliminares y aproximados, por lo que las cifras no son completamente exactas, pero sí lo suficiente -estimamos que el error es inferior al 10%- para ofrecer una visión general de la distribución de las distintas formaciones fisionómicas vegetales presentes en el Parque. Hay que aclarar que se trata de formaciones fisionómicas, o sea, estructuras espaciales vegetales, sin tener correspondencia con la composición florística -aspectos que se encuentran actualmente en elaboración-. Esto no debe importar significativamente, puesto que el analizar qué tipos de formaciones vegetales son dominantes, es con el objeto de establecer qué áreas se encuentran menos degradadas -en el mayor de los casos- y cuáles pueden proporcionar, en general, unos hábitats <<más adecuados>> para la fauna.
Aunque preliminares, consideramos que los datos aportados pueden ser de interés a la hora de establecer cuáles deben ser las estrategias de conservación y cuáles de desarrollo.
Metodología.
La diferencia entre bosque y sotobosque ha radicado en la edad estimada de formación vegetal, evidenciado por el tamaño y fundamentalmente el grosor del tronco de los árboles. En esta categoría quedan excluídas aquellas unidades en el que la cobertura arbórea (medida como la proyección horizontal estimada de la copa) es inferior al 25%; en estos casos se categorizaba según la formación vegetal inferior dominante. Dentro de los bosques se ha realizado una división entre bosques autóctonos y no autóctonos, y dentro de aquellos bosques cerrados cuando la cobertura es, arbitrariamente, superior al 75 % del espacio, y adehesado cuando dicha cobertura oscilaba entre un 25 y 75%. A su vez, los bosques adehesados han sido clasificados dependiendo de la cantidad de sustrato arbustivo. Cuando el porcentaje de estrato arbustivo era superior al 25% ha sido considerado bosque adehesado con matorral, y sin matorral si el porcentaje es inferior a dicha cifra.
Un sotobosque ha sido considerado como cerrado cuando la cobertura arbórea era superior al 75%, y abierto cuando dicha cobertura oscilaba entre el 25 y 75%. En aquellos casos en los que la cobertura ha sido inferior al 25%, la zona era categorizada según la formación vegetal dominante inferior (p. ej., garriga arbolada con sotobosque, lanchar arbolado,...).
La diferencia entre una garriga y sotobosque ha estribado en la altura de la formación. En general, han sido consideradas como garrigas aquellas unidades que alcanzan una altura media estimada inferior de 2-2.5 metros , y si la cifra es superior han sido considerados sotobosques (en casos de transición, la composición específica ha sido tomada en cuenta). La garriga ha sido considerada abierta cuando su cobertura horizontal era superior al 65% y cerrada cuando superaba dicha cifra. Unidades que poseían una cobertura inferior al 25% de garriga han sido clasificadas dentro de la formación vegetal inferior dominante (lanchar con garriga, pastizal con garriga).
Los lanchares son zonas desprovistas generalmente de vegetación subarbustiva, arbustiva y arbórea, con un intenso carácter pedregoso. Los pastizales, aunque poseen afinidad fisionómica vertical con los lanchares, difieren fundamentalmente en el volumen de vegetación herbácea y sus niveles de pedregosidad.
La categoría denominada olivar hace alusión no sólo a este cultivo, sino que también engloba otros cultivos tales como almendrales, huertas y frutales, principalmente. Sin embargo, el olivar resulta absolutamente predominante sobre el resto de los cultivos (< 90%).
Resultados.
Distribución actual de las formaciones fisionómicas. Los resultados obtenidos se muestran en la tabla 1, y gráficamente en la figura 1.
SITUACION SITUACION
ACTUAL ORIGINARIA
Has % Has % % Increm.
Bosque 325 1.03 27192 86.05 - 98.80
Bosque alóctono 330 1.05 - - ý
Sotobosque 5015 15.89 635 2.01 + 789.76
Garriga 4055 12.85 1397 4.42 + 290.26
Lanchar 9530 30.20 2005 6.34 + 475.31
Pastizal 1760 5.30 371 1.17 + 474.39
Olivar 9500 30.10 - - ý
TOTAL. 31600 31600
Tabla 1. Resultados obtenidos de la contribución de las distintas formaciones fisionómicas consideradas en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas Cordobesas. Son presentados los datos actuales y los estimados antes de la acción antrópica (dominios potenciales). En la columna de la derecha se representa la tasa de cambio estimada.
A simple vista se observa la acusada deforestación del Parque Natural de las Sierras Subbéticas: sólo el 1% del Parque (unas 325 has) pueden considerarse "bosques maduros" de los tres tipos considerados. Además los bosques maduros se encuentran en seis pequeñas manchas, la mayor de unas 175 has. Indudablemente, esta ínfima proporción difícilmente puede sostener poblaciones y comunidades animales "maduras" viables, sobre todo, en un ambiente externo donde la nota predominante es la degradación y el intenso aislamiento.
Tampoco la zona de estudio ha sido tradicionalmente utilizada forestalmente. De hecho las masas de bosque alto no autóctono representan otro 1% de la superficie del Parque (unas 330 has). Se trata de las repoblaciones de Pinus halepensis de la Sierra de Rute, en ocasiones mezclada con sotobosques de Quercus rotundifolia.
Los sotobosques en conjunto (esencialmente compuestos de encina, Quercus rotunfifolia) no llegan a alcanzar el 18% de la superficie del Parque, de los cuales unas 2400 hectáreas son de tipo cerrado (8.53% sobre el total) y unas 2615 hectáreas de sotobosque abierto (9.30%).
En conjunto las formaciones "arbóreas" no superan el 20% de la superficie del Parque.
Las garrigas, siguiente estadio de degradación, se ven representadas en poco más de 4000 hectáreas de las que unas 2200 (7.84% sobre la superficie total del Parque) tienen una cobertura superior al 75%, y unas 1855 (6.61%) son de tipo abierto.
En contraposición a lo arriba expuesto, los lanchares predominan en algo menos de un tercio del espacio total del Parque. En concreto unas 9500 hectáreas (30.20%).
Los pastizales no son muy comunes, ocupando aproximadamente un 5.30% del Parque, unas 1760 has. De estas, unas 800 has se encuentran concentradas en los pastizales actuales del poldje de la Nava y Fuenseca (estos pastizales, en realidad, se encuentran casi en transición con los prados).
Finalmente las zonas de cultivo humano alcanzan una cifra elevada, representando cerca de 9500 has (alrededor de un 30.1%, casi un tercio de la superficie del Parque). El cultivo predominante es el olivar.
Distribución pasada estimada de formaciones fisionómicas. A través del conocimiento directo de las características de composición florística, pendientes, pedregosidad, altitud, edáficas,... del Parque Natural de las Sierras Subbéticas hemos estimado las áreas potenciales de las distintas formaciones fisionómicas consideradas. Los datos presentados deben tomarse con cierta precaución, aunque consideramos que se deben acercar bastante a la realidad de lo ocurrido.
Los resultados se exponen en la tabla 1 y en la gráfica 2.
Inmediatamente resalta la elevada proporción de bosque estimado, que ocuparía alrededor del 86 % de la superficie del Parque. También merece destacarse un relativo alto porcentaje de las formaciones lanchar y garriga (6.3 y 4.4 %, respectivamente). Las zonas de pastizales son exígüas (1.2 %) relegándose probablemente al poldje de la Nava y a las zonas de piso montano, de la Sierra de Horconera fundamentalmente.
Comparación de la distribución de formaciones fisionómicas actuales y originales/potenciales.
En la gráfica 3 se observa inmediatamente como ha debido existir una drástica disminución de las superficies boscosas. En concreto estimamos que el dominio potencial de los bosquetes mediterráneos podría rondar las 27,200 has, o sea aproximadamente un 86 % de lo que, actualmente, se encuentra delimitado como Parque Natural. De esas 27,000 has aproximadas, sólo quedan en el Parque en la actualidad la exigüa cifra de 325 has, lo que supone una reducción cercana al 99 % de la formación boscosa. Estimamos que las causas virtuales de tal reducción de la masa forestal ha podido ser debida a las acciones antrópicas y antropozoógenas.
Con los datos arriba expuestos, es fácil comprender por qué se ha aducido que la causa más notable de degradación de las comunidades animales de la comarca ha debido de ser la amplia deforestación y degradación del monte mediterráneo (Triano, 1989).
El resto de las formaciones fisionómicas naturales han experimentado un notable aumento de sus áreas potenciales originarias. Este aumento ha sido más significativo en los sotobosques, que han debido experimentar un incremento cercano al 800 % de su superficie (635 vs 5015 has). Hay que notar que la mayoría de los sotobosques actuales deben ser producto de la regeneración natural de los bosquetes destruídos.
Lanchares y pastizales han experimentado el mismo tipo de subida, alrededor del 475 %. No obstante, los pastizales siguen sin ser un elemento representativo del paisaje del Parque. Los lanchares, sin embargo, han pasado de 2000 a 9500 has, por lo que en estos momentos uno de los elementos más significativos del paisaje de las Subbéticas son este tipo de formaciones desnudas y rocosas. Hay que destacar que las áreas potenciales de lanchares en el Parque han debido de ser una nota carácterística del paisaje natural de las Subbéticas.
Gran parte de la masa de bosquetes, sobre todo las zonas situadas a menos de 700 metros de altitud, han sido fundamentalmente sustituídas por olivar -anteriormente a la sustitución del monte por olivar, aquel se debía encontrar en alguna etapa de degradación, en la mayoría de los casos-. Esta sustitución ha sido muy significativa, de forma que las 9500 has de olivar modelan intensamente el paisaje del Parque, y por consiguiente, deben condicionar las estrategias de conservación y desarrollo.
Las repoblaciones alóctonas, de Pinus halepensis, no han revestido un significativo incremento.