Organismos venenosos de la comarca: el aro
Etiquetas: Flora
Arum italicum Mill. (familia araceae)
Aro
Descripción: las hojas son grandes y tienen forma de punta de flecha. La inflorescencia central, formada por varios tipos de pequeñas flores, está rodeada por una amplia envoltura con forma de capucha, de color blanco-amarillento. Los apiñados frutillos, de color naranja vivo, pueden resultar atractivos para los niños.
Hábitat: suelos húmedos y algo abonados, preferentemente en márgenes de arroyos, cunetas húmedas, bosques de ribera, membrillares, etc.
Distribución geográfica: zona mediterránea. En Andalucía se presenta en todas las provincias.
Datos de interés: esta planta posee uno de los mecanismos más refinados que se conocen para asegurar la polinización. Emite sustancias de olor pestilente, atractivo para las moscas. Para incrementar la dispersión de estas sustancias, la planta produce calor elevando su metabolismo. Las moscas entran en la inflorescencia y quedan atrapadas, pues atraviesan unas filas de pelos que las dejan bajar pero no subir. Con su movimiento, los insectos provocan la fecundación llevando el polen de las flores masculinas a las femeninas, que se encuentran juntas. Para que puedan vivir y ser activos durante varios días, la planta les segrega un néctar nutritivo. Posteriormente, los pelos se marchitan y los insectos pueden ir a fecundar otras inflorescencias.
Sustancias tóxicas y modo de acción: toda la planta es vesicante (produce ampollas en la piel) por contener un aceite esencial, la aroína, que también es tóxico para el sistema nervioso central, causando parálisis y hasta la muerte. Las aráceas también contienen grandes cantidades de cristales de oxalato de calcio, que actúan como abrasivos y causan fuerte irritación de los tejidos, edema y hasta necrosis esofágica. Otra sustancia tóxica presente es el ácido cianhídrico.
Síntomas: violentas irritaciones locales que se presentan en la boca y la faringe, pero después también en el estómago y el intestino. Tras la absorción por la sangre, se producen estados de excitación seguidos de fenómenos de parálisis, salivación, vómitos, pérdida de la voz y alteraciones cardíacas.
Tratamiento: lavado de estómago e intestinal, administración de carbono activado y tratamiento de las mucosas bucales. Chupar lentamente fragmentos de hielo puede aliviar mucho los síntomas bucales. Si la tumefacción mucosa alcanza la glotis y se obstruye la vía aérea (lo cual es muy raro), deberá realizarse una intubación traqueal o una traqueotomía.