Lirios auctótonos subbéticos
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La Subbética cordobesa cuenta con 6 especies naturales de lirios, más 2 que se han cultivado desde muy antiguo y han llegado a naturalizarse (Iris germanica e I. albicans). También se ha mecionado la presencia de la Iris filifolia, aunque por el momento no hemos llegado a encontrarla y es probable que no lo hagamos nunca.
Todos son bellos, conspicuos; y de esta belleza y atracción han nacido multitud de apasionantes historias en torno a ellos.
El más interesante desde el punto de vista botánico y científico es la Iris serotina. Un elegante lirio, que habita sólo las montañas subbéticas y del Atlas marroquí. Por su escasez es probable que se encuentre en peligro de extinción. Es una planta que podría tener interés en jardinería.
Le seguiría en interés científico la Iris subbiflora un endemismo del centro-oeste y el sur de la Península Ibérica.
La hermosura de este lirio. más pequeño que el lirio azul que cultivamos, pero de flores más espectaculares, lo haría muy atractivo para jardinería, probablemente con menos requerimientos y cuidados que I. germanica. Precisamente. la hermosura de ciertos lirios ha inspirado numerosas leyendas. La bella Iris era hija de Taumas y de Electra y hermana de las Arpias, deidades aladas de vuelo rápido. Fue mensajera de los dioses pero sólo de buenas noticias. Como debía desplazarse con mucha frecuencia desde la mansión de los dioses a la tierra y los mares, Hera (la Juno de los romanos) la convirtió en el arco iris, puente entre la tierra y el cielo.
El lirio más abundante es nuestro “lirio de secano” o Iris planifolia. Por aquí le llamamos lirio de secano, por medrar profusamente en enclaves abiertos y despejados. Puede llegar a formar grandes macollas, que son muy vistosas, y su abudancia lo hace formar parte de ciertos paisajes subbéticos. Este lirio mediterráneo es, gratamente, muy variable en su coloración, que puede ir del blanco más puro e inmaculado al violeta más nazareno. En la Subbética cordobesa se estimaba que llevar un bulbo en el bolsillo aseguraba eliminar las hemorroides. Da un toque de color a nuestros campos en invierno.
Uno que conocemos, pues es habitual encontrarlo en las tiendas de floristería, es la Iris xiphium o lirio azul, que aquí vive de manera natural, por lo general en las zonas bajas de las sierras. Los lirios han gozado de estima en magia; en este sentido sus flores simbolizan la Paz. Éstas cogidas a la hora de Venus, tienen una virtud muy notable. Si durante el sueño de un niño o niña virgen, se coloca bajo su almohada un ramito de estas flores, aquéllos tendrán sueños proféticos, de una certeza tal, que sus indicaciones pueden tomarse al pie de la letra.
En los bordes de los arroyos y en bosques húmedos nos podemos encontrar con la Iris foetidissima, cuya traducción del latín al castellano sería “lirio muy apestoso”; aunque no lo es para tanto, aunque sí si lo relativizamos al suave perfume de la mayoría de sus congéneres. Sus flores no son tan espectaculares como las de los otros lirios, pero lo compensan con unos más que atractivos frutos (tóxicos por otro lado). Todos los lirios son tóxicos por sus alcaloides, cuya ingesta pueden provocar gastritis, vómitos y evacuaciones violentas.
El más escaso (sólo conocemos 2 poblaciones) en la comarca es la Iris pseudacorus, o lirio amarillo, o ácoro bastardo. Habita en zonas encharcadas o casi.
El uso del lirio con fines medicinales data de cientos de años; así Plinio el Viejo y Teofrasto ya la citan. Sin embargo, es Dioscorides quien nos habla mas profusamente de sus virtudes (muchas de las cuales se aplican con acierto en la actualidad: "Tienen todas [se refiere a determinadas castas] la facultad de calentar y adelgazar los humores gruesos, y en especial aquellos del pecho que difícilmente se arrancan, por donde sirven mucho a la tose. Purgan la flema gruesa y la cólera. Bebidas al peso de siete dramas [dracmas] con agua-miel, provocan sueño. mueven lágrimas y sanan los torcijones de tripas. Bebidas con vinagre, socorren a los mordidos de las serpientes, deshacen el bazo. valen contra el espasmo, mitigan los fríos temblores paroxismales, y, finalmente. son útiles a los que de un continuo flujo de esperma se desainan. Bebidas con vino, provocan a las mujeres el menstruo. Del cocimiento suyo se hacen fomentaciones muy convenientes para molificar y desopilar la madre, y clísteres aptos contra el dolor de ciática, el cual también hinche de carne las fístolas y cavernosas llagas. Las raíces. untadas con miel y metidas a manera de calas dentro de la natura de la mujer. atraen el parto. Cocidas y aplicadas en forma de emplasto, molifican los lamparones y cualquiera otra dureza antigua. El polvo dellas hinche la concavidad de las llagas, y mezclado con miel tiene fuerza de las mundificar, y de cubrir los huesos desnudos de carne. Aplícase comodísimamente con vinagre y aceite rosado contra el dolor de cabeza. Mezclado con el eléboro blanco y con doblada porción de miel, quita notablemente las pecas y las manchas que causo el sol en el rostro. Mézclase con los supositorios, con los molificativos emplastos y con las medicinas que mitigan todo cansancio. En suma, las raíces de la iris universalmente son útiles para infinitas cosas".
Bibliografía: imágenes y textos tomados de "Nueva Flora del Subbético cordobés".