Procesionaria del pino
Etiquetas: Fauna
Thaumetopoea pityocampa Denis & Schiffermüller, 1775 (familia thaumetopoeidae, orden lepidoptera)
Procesionaria del pino
Descripción: las orugas, con dorso anaranjado y flancos blanquecinos, y con bandas transversales negras, son muy llamativas cuando se aglomeran en los pinos o caminan por el suelo en fila india. Todo su cuerpo está cubierto de largos pelos. Se percibe su presencia a distancia por los grandes nidos comunales de seda en los pinos. Las polillas son poco llamativas, grises y pelosas. Otra especie parecida también urticante y que se desplaza en hileras es la procesionaria de la encina (Thaumetopoea processionea), que vive en bosques de encinas, quejigos y robles.
Hábitat y comportamiento: las orugas se alimentan sobre todo de las hojas de varias especies de pinos, pero también de otras coníferas, castaños, manzanos, etc (aunque en estos otros árboles no aparecen de forma masiva). En la comarca suelen encontrarse sobre pino carrasco (Pinus halepensis) casi el único que aparece. Suelen alimentarse de noche. En primavera, bajan de los pinos en procesión para enterrarse en el suelo y formar las crisálidas. En verano surgen las polillas. Las orugas construyen su nido en otoño y pasan el invierno alimentándose en el árbol. Cada oruga segrega un hilo de seda que mantiene la “cordada”. Si una oruga se aparta de la hilera, busca el hilo y lo sigue hasta encontrar la procesión.
Distribución geográfica: Europa central y del Sur. En Andalucía, aparece por todas partes. En la comarca, es muy común en los pinos de jardines y parques, y es más rara en los pinares de repoblación y en los pinos subespontáneos.
Sustancias tóxicas y modo de acción: las orugas de Thaumatopoea pityocampa, a partir de la segunda muda, desarrollan unos pelos que contienen en su interior taumatopeína, una haloproteína, capaz de originar la liberación de histamina al ponerse en contacto con la piel o las mucosas. El pelo se considera como una ampolla cerrada que contiene taumatopeína. A su vez, está provisto de puntas dirigidas hacia el extremo distal de manera que actúa como un auténtico arpón clavándose sobre las superficies corporales. Para que la toxina sea liberada, el pelo se tiene que romper. Los pelos urticantes se disponen agrupados en el dorso de las orugas protegidos por repliegues tegumentarios, liberándose cuando son molestadas.
Síntomas: suelen presentarse muchas veces en niños, que se sienten atraídos por las procesiones y juegan con ellas. Las orugas que tocan partes expuestas, sobre todo donde la piel es más fina y sensible, causan dolor intenso seguido de gran picor, eritema y habones de urticaria. Los pelos aislados también pueden causar síntomas (por ejemplo, cuando el viento los arrastra de los nidos y los lleva hasta ropa que esté puesta a secar en las cercanías). También pueden causar conjuntivitis, rinitis, inflamaciones en la boca y alergias respiratorias en personas sensibilizadas.
Tratamiento: las espinas o pelos adheridos a la piel pueden ser desprendidos con unas pinzas o con esparadrapo o cinta adhesiva que se fija a la piel irritada y se despega a continuación. Luego está recomendado un corticoide tópico y si el prurito es muy intenso, un antihistamínico vía oral.