Duración: 6 horas

Tipo de camino: sendero de tierra y algunos tramos campo a través

Dificultad: baja.

Desnivel: 400 m

Época del año: preferentemente primavera (marzo-junio); también otoño – invierno

Material: ropa y calzado cómodos, gorras, agua, protección solar, prismáticos, bocadillos.

Elementos de interés naturalístico:

- Geológicos: En la primera etapa de la excursión nos dedicaremos a ver brevemente los elementos más interesantes de la geología de la zona. Dejaremos los coches a la entrada del camino de la Nava, junto a la carretera. Subiremos unos metros para ver un yacimiento de fósiles de equinodermos (crinoideos) y andaremos un pequeño trecho por el lapiaz de los Lanchares, aportando explicaciones sobre los fósiles de ammonites que encontremos, la historia geológica de la comarca y sobre el modelado kárstico del lapiaz. Visitaremos la cantera más próxima, a unos 300 metros, para ver las calizas oolíticas, y desde el borde de la Nava explicaremos la génesis de un polje. En el tramo final, observaremos un espectacular desfiladero fluvial labrado en calizas por el río Bailón y podremos inventariar múltiples formas de erosión kárstica: cavidades, abrigos, agujas, arcos de piedra, etc.

- Zoológicos: observación de aves rapaces, como el buitre, varias águilas, cernícalos, azor, gavilán, etc; aves de roquedos (como el avión roquero, la chova piquirroja, las grajillas, cuervos, el roquero solitario, etc.), especies de bosques y matorrales (alcaudón común y real, collalbas, paloma torcaz, zorzales, tarabillas, carboneros y herrerillos, currucas, escribano montesino, picogordo, etc), especies de medios acuáticos (como el ánade real); interpretación de rastros y excrementos de mamíferos como el jabalí, la garduña, el zorro, el tejón, etc; observación de reptiles como el lagarto ocelado, los eslizones, la culebra bastarda, la culebra de agua, etc; de anfibios (rana común y ranita meridional, sapos común y corredor, sapillos pintojo y moteado, etc.); y de gran variedad de insectos llamativos, como mariposas, mantis, libélulas y caballitos del diablo, escarabajos rinoceronte, escarabajos escopeteros, chinches acuáticas, sanguijuelas, caracoles acuáticos, etc.

- micológicos: en otoño se pueden ver setas del encinar como el pie azul, el pie violeta (comestibles apreciadas), la seta de olivo (que aparece también en encinas), varias especies de boletos, las estrellas de tierra; especies de los pastizales, como coprinos, setas de cardo (comestibles muy apreciadas en la comarca), pedos de lobo, etc. y también especies de los bosques de ribera, como la seta de álamo (Agrocybe aegerita) o la de mimbre (Pleurotus ostreatus), también muy consumidas.

- Botánicamente, este recorrido es sumamente interesante porque nos permite observar una gran variedad de plantas y porque nos encontramos con ecosistemas singulares en la zona. Veremos plantas de pastizales secos y húmedos, plantas acuáticas, un bosque de caducifolios (ya muy escaso en Andalucía, como no sea en las altas montañas, y que recuerda la vegetación de zonas más norteñas) y varias faciaciones del encinar bético. Existen numerosas especies de flores llamativas, como orquídeas, el jacinto estrellado, narcisos, peonías, ranúnculos o botones de oro, lirios amarillos, gamones, etc. En primavera colorean el pastizal alfombras de flores rosas y amarillas. Entre las plantas de área de distribución muy reducida en Europa están Carduus acicularis y Eryngium caespitiferum. En el estrato arbóreo destacan por su estampa los grandes quejigos y encinas centenarios, junto a otras especies que aportan colorido en la época otoñal: arces, cornicabras, cerezos de Santa Lucía, majuelos, aligustres, etc.